- Una vez que se llega a la edad adulta, se dejan atrás todas aquellas transformaciones que se han producido durante la adolescencia: aparecen los rasgos de personalidad ya estables, el rol familiar y social totalmente definido y que ha ido evolucionando desde la primera infancia, se establecen otro tipo de relaciones como son, la propia familia, el trabajo y distintos grupos sociales que ahora ya no tienen tanto peso.
- Cada persona adulta, establece unas prioridades en su vida dando importancia a aquellos aspectos que le son significativos: para unos, el trabajo, para otros, las relaciones, para otros, la familia… para ir conformando objetivos vitales en cada uno de estos aspectos, que van a hacer del ser humano, alguien feliz.
- Pero a veces, todo esto se ve interrumpido, produciendo distintos estados físicos y psicológicos molestos y patológicos, que al estar vinculados con las herramientas de afrontamiento que se han ido adquiriendo evolutivamente desde la infancia, hace que en ocasiones se requiera la ayuda de un profesional de la psicología para poder solventarlos.
- Estas dificultades pueden llegar a traducirse en trastornos como:
- depresión,
- ansiedad generalizada,
- de personalidad,
- de relación (social, familiar, académica, laboral),
- falta de habilidades sociales,
- orientación,
- autoestima, seguridad, timidez …
Resumen de privacidad
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.